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viernes, 7 de diciembre de 2012

ALIMENTOS Y ALTAS TEMPERATURAS






Cuando la estación del año comienza a ofrecer días con elevadas temperaturas, la alimentación debe acompañar esa situación para evitar deshidratación, pérdida de líquidos, sales y minerales.

La incorporación de alimentos con mayor contenido de agua, como son los vegetales, las frutas, los jugos, la gelatina, entre otros, permiten que el organismo regule mayor la temperatura y evite las pérdidas de agua y minerales por sudor.

La práctica de actividad física, debe también adecuarse a las temperaturas, por ejemplo, elegir horarios de menos calor, practicarla en lugares con sombra o con aire acondicionado, como tienen hoy la mayoría de los gimnasios.

Pero sobre todo, la hidratación previa a la realización del deporte o gimnasia, y durante, es esencial.

El mayor líquido de hidratación es el agua. Cuando la actividad es mayor y la sudoración aumenta, la hidratación con bebidas deportivas es una excelente alternativa. Permite reponer el agua y los minerals perdidos.

En el verano, la mayoría de las frutas de estación poseen alto contenido de agua, permitiendo también la hidratación además de aportar vitaminas, minerales, fructosa, etc.

Algunos ejemplos: la sandía, el melón, frutillas, kiwi, citricos, cerezas, duraznos, ananá, tienen un notable contenido de vitaminas.

Una alternativa para incorporarlas es mediante los licuados, donde no sólo se incorporan los beneficios de la fruta, sino agrega importante cantidad de agua.

Los vegetales, como el tomate, la lechuga (justo porque se consume cruda) conserva intactas todas sus características nutricionales. Sus sales minerales, las vitaminas y los ácidos orgánicos que contienen resulta una fuente de nutrición.

Las vitaminas, la fibra, los minerales que aportan estos grupos de alimentos como frutas y vegetales, son muy importantes también para el crecimiento, para la prevención de enfermedades, garantizando una buena calidad de alimentación e hidratación.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

EL ROL DE LOS DULCES EN UN PLAN ALIMENTARIO




Esta claro que los dulces son el tipo de alimento que debe representar un porcentaje reducido de nuestra dieta, lo cual no significa que debamos renunciar de los dulces. Podemos tomarlos tranquilamente la clave está en el equilibrio y saber recortar por algún lado el aporte calórico extra.


No hay que olvidar que el consumo en su justa medida de dulces es beneficioso para la salud, ya que son un aporte extra de energía, numerosos nutrientes necesarios y desde luego ayudan a elevar nuestro estado de ánimo.
Es posible no engordar y hasta perder peso con una dieta que permite estos deliciosos alimentos. Un nuevo concepto de dieta equilibrada que permite galletas y postres.

Recueda: abusar de los dulces es perjudicial…
  • Un exceso nos llevaría a una ganancia de peso, sobre todo si tomamos en exceso postres y dulces ricos en grasas y pobres en agua y fibras.
  • Además que elevaría el colesterol y nos haría proclives a sufrir enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad.
  • Como referencia, nuestra dieta diaria debe aportarnos un 55% de hidratos de carbono, de esa cantidad, el 10% ouede proceder de los dulces.
Los dulces dentro de una dieta equilibrada
  • No es buena cualquier hora para comer unas galletas. El mejor momento para tomarse unos bocados dulces es el desayuno o a lo largo de la mañana. Ya que los nutrientes que nos aporte los tenderemos a gastar con la actividad que desarrollemos a lo largo del día y por tanto no se acumulará en forma de reserva.
  • Opta por los dulces caseros. Lo sentimos mucho pero los dulces industriales poseen muchas más grasas saturadas, conservantes, colorantes, azúcares, colesterol que los caseros.
  • En las pastelerías de toda la vida puedes encontrar postres que normalmente son bastante semejantes a los naturales, aun así mejor son los hechos en casa por puedes elaborarlos con grasas “sanas” (como aceite de oliva) y no con aceites de origen animal o vegetal que no son nada recomendable.
  • Tomar una ración pequeña de un dulce te ayuda a saciarte y a calmar el hambre. Nada de picotear entre horas! Si terminas la cena con un poco de chocolate o una bocha de helado, te quedarás a gusto y saciada, así evitarás caer en la tentación de comer algo más a lo largo de la noche, por ejemplo.
  • Utiliza endulzantes naturales para reducir la ingesta de azúcar y no renunciar al sabor dulce.
  • Si compras postres hazlo en porciones envasadas de forma individual para controlar el consumo y evitar comerte todo de una sentada.
La verdad es que la fama de los caramelos y chicles en general es mala y existen razones reales que la avalan. En primer lugar, son muy ricas en azúcar, lo que incide en el sobrepeso y la obesidad, un problema que está alcanzando proporciones alarmantes entre los más pequeños. Por otro lado, el consumo excesivo de azúcar daña los dientes ya que, mezclada con la saliva, activa el desarrollo de los microorganismos que provocan las caries. Por otra parte, al tomar golosinas en exceso se está ocupando el lugar de otros alimentos más sanos y con mayor calidad nutritiva, de tal forma que la dieta general se ve afectada y desequilibrada, y se pueden producir carencias vitamínicas y de otros tipos. Además, comer caramelos y gomitas a todas horas no es la mejor forma de generar hábitos alimenticios correctos, los cuales deben fomentarse desde la infancia.

Consumo responsable

Cualquier dieta saludable se basa en un concepto general: la moderación. Prohibir las golosinas sin más haría la vida de los niños bastante más infeliz sin que con ello se consiguiera ninguna mejoría radical de su calidad de vida. Lejos de aconsejarlas como un elemento indispensable de la dieta (se puede vivir sin consumirlas), es justo hablar de su composición y de lo qué ofrecen al organismo.
Su componente principal, el azúcar, resulta un enemigo de la salud si se consume sin freno, pero tomado en cantidades adecuadas es necesario y no perjudica en absoluto. Hay que recordar que la glucosa es el alimento fundamental del cerebro, aportándole la energía que precisa. Igualmente es necesaria en momentos concretos en los que el gasto energético del cuerpo es alto, como cuando se practica una actividad física fuerte superior a la normal.
Por otro lado, variedades como las gomitas llevan gelatina que aporta proteínas sin contener prácticamente grasa. Respecto al tema del sobrepeso, hay que recordar que un caramelo o un chicle contiene 17 calorías y cinco de ellos ofrecen el mismo aporte energético que una porción individual de mermelada. Por tanto, lo que hay que evitar son los atracones frecuentes, no el hecho de comerlos de vez en cuando.
Las golosinas y dulces no tienen por qué desaparecer de la vida de los más pequeños ni de los adultos. No está de más recordar que la atracción por el sabor dulce es una preferencia innata en el hombre (a diferencia del salado, cuya predilección es aprendida) y al hallarse escrita en nuestro código genético, resulta verdaderamente difícil no satisfacerla de vez en cuando.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

ALIMENTACION EN EL ADULTO

Los cambios fisiológicos comunes a ambos sexos que se presentan en la edad madura -entre los 40 y los 60 años- condicionan el tipo de alimentación a seguir en esta etapa de la vida.


A partir de esa edad desciende la necesidad de energía en un 5% por cada década (debido a que disminuye la energía que consume el organismo en situaciones de reposo para mantener las funciones vitales), por lo que se han de ingerir menos calorías. Además, se produce un marcado aumento en la proporción de masa grasa en el cuerpo, con lo que conviene limitar alimentos que la contienen, y se da también una pérdida gradual, pequeña pero constante, de masa ósea. La necesidad de adecuar la dieta a los cambios citados resulta, pues, manifiesta. Adaptando la dieta a esta etapa de la vida se puede mantener un óptimo estado de salud, mejorar la calidad de vida y prevenir el desarrollo de enfermedades, ya que se sabe con certeza que numerosas enfermedades están estrechamente relacionadas con unos incorrectos hábitos de alimentación.

Cambios del organismo propios de la edad

Disminuye el metabolismo basal.
OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que a partir de los 40 años la necesidad de energía para ambos sexos desciende un 5% por cada década. Ello se debe a que disminuye el metabolismo basal del individuo, es decir, la energía que consume el organismo en situaciones de reposo para mantener las funciones vitales: bombeo de sangre, mantenimiento de la temperatura corporal, etc. Esta reducción se traduce en la necesidad de aportar menos calorías, algo no contemplado por muchas personas y que explica porqué aumentan progresivamente de peso si mantienen los mismos hábitos de alimentación que años atrás. Este incremento gradual de peso conduce a la obesidad si no se corrige a tiempo.
El parámetro objetivo que permite definir la existencia de obesidad es el Indice de Masa Corporal (IMC) que resulta de dividir el peso real de la persona en kilogramos entre la talla expresada en metros al cuadrado. Se considera que una persona es obesa cuando su IMC es igual o superior a 30 Kg/m2. Dos factores ejercen un impacto importante en el aumento de peso: el consumo excesivo de calorías y la escasa actividad física.
Cambios en la composición corporal (grasa, músculo, hueso y agua), que se van produciendo a lo largo de la vida del individuo al igual que en el funcionamiento de todos los órganos.

Distribución de la grasa.
Entre los 40 y los 50 años se produce un marcado aumento en la proporción de masa grasa en ambos sexos que continúa aumentando hasta los 70-75 años. Además, se modifica la distribución de la misma, que se acumula en mayor medida alrededor del abdomen y ocurre lo mismo en los órganos internos. Este cambio se hace más notable en la mujer. Está demostrado que la distribución abdominal de la grasa es un marcador sensible del riesgo cardiovascular. Una relación o índice cintura/cadera (se obtiene al dividir el perímetro de la cintura medido a la altura del ombligo entre el perímetro de la cadera) superior a 0,95 en el varón y a 0,80 en la mujer, se asocia con un aumento en el riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares y diabetes mellitus.

Pérdida de masa ósea (hueso).
Es a partir de los 30-35 años cuando se inicia una pérdida gradual, pequeña pero constante, de masa ósea. Los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) cumplen la importante función de preservar la resistencia de los huesos a lo largo de la vida de la mujer. Ésta, después de la menopausia, al cesar la producción de estrógenos, presenta un riesgo aumentado con respecto al varón de su misma edad, de fragilidad y posibilidad de fracturas y de aparición y desarrollo de osteoporosis. No obstante, los varones con antecedentes familiares de osteoporosis tienen así mismo, riesgo de desarrollarla en la edad adulta.

Bases de la alimentación en la madurez
Se sabe con certeza que muchos desarreglos de nuestra salud están directamente vinculados con qué, cuánto y cómo comemos; lo que nos obliga, en numerosas ocasiones, a cambiar ciertos comportamientos y actitudes relacionados con la alimentación, con el fin de adecuarla a los patrones de dieta saludable y a las enfermedades que padecemos o deseamos prevenir. Los aspectos dietéticos que merecen especial atención en esta etapa de la vida son:
Favorecer los procesos depurativos. Mediante ellos, se eliminan los radicales libres y otras sustancias de deshecho (urea, creatina…) formados como resultado de la propia actividad del organismo o procedentes de la contaminación externa. Los radicales libres se producen en nuestro organismo como consecuencia de la respiración en presencia de oxígeno, y ocasionan a lo largo de la vida efectos negativos para la salud por su capacidad de alterar el ADN (los genes), las proteínas y los lípidos o grasas. Con los años, los radicales libres pueden producir una alteración genética sobre ciertas células, aumentando así el riesgo de padecer cáncer, y reducir la funcionalidad de otras, característica del envejecimiento.
Para depurar el organismo hay que ayudarle a llevar a cabo sus propios procesos de limpieza:
  • Aumentar la producción de orina mediante la ingesta de suficientes líquidos –1,5-2 litros/día- a través de agua, zumos, caldos, infusiones, etc., y el consumo suficiente de frutas y hortalizas.
  • Favorecer la función hepática, al consumir habitualmente frutas y hortalizas coleréticas (con capacidad de aumentar la producción de bilis): verduras con ligero sabor amargo (alcachofa, achicoria, endibia, escarola, rábano, berenjena, cardo), manzana, uva, níspero, fresa y plátano.
  • Evitar el estreñimiento al incluir vegetales por su riqueza en fibra.
Combinar los hábitos alimentarios saludables con unos hábitos de vida propicios que incluyan la práctica regular de ejercicio físico, así como la reducción de tóxicos como el alcohol o el tabaco.

Consumir alimentos ricos en sustancias antioxidantes. Los alimentos vegetales, especialmente las frutas, las verduras y las hortalizas, proporcionan abundantes sustancias con acción antioxidante que neutralizan la acción nociva de los radicales libres.

Cuidar la calidad de la grasa de los alimentos. Conviene reducir la grasa de origen animal (lácteos enteros, carnes grasas, mantequilla, nata, manteca, embutidos…). La grasa que abunda en estos alimentos es grasa saturada, que tiene la capacidad de aumentar los niveles de colesterol en sangre y de acumularse en las paredes de las arterias dificultando el paso de la sangre por ellas y aumentando el riesgo de arteriosclerosis. Como contrapartida, aumente el consumo de pescado azul y consuma aceite de oliva y de semillas. Estos alimentos son ricos en graso insaturada con indiscutibles cualidades dietéticas de reducir los niveles de colesterol sanguíneos y de disminuir la viscosidad de la sangre, con lo que disminuye el riesgo de aparición de trombos. Los frutos secos son así mismo, ricos en grasa insaturada, no obstante, hay que tener en cuenta que son fuente concentrada de calorías.

Comidas bien repartidas a lo largo del día
Es aconsejable mantener los horarios de comidas de un día para otro y no saltarse ninguna toma. Realizar comidas irregulares y dejar pasar demasiado tiempo entre ellas produce hipoglucemia que podría explicar el porqué de sofocos (en el caso de la mujer que atraviesa la menopausia), irritabilidad, cansancio, etc. Por tanto, se recomienda distribuir la alimentación diaria en 3 comidas principales y valorar la toma de almuerzos o meriendas más ligeras, considerando ciertos matices. A la hora de comer, distinga entre hambre y apetito.
El desayuno es una de las comidas más importantes del día, debido a que el organismo lleva muchas horas sin recibir ningún alimento. Ha de incluir al menos un lácteo y cereales. Si, además, se toma una fruta o su zumo, mejor aún. El almuerzo o la merienda es conveniente si transcurren más de 4 horas de una comida a otra. La cantidad y tipo de alimentos a ingerir dependerán de la actividad laboral de cada persona. No obstante, limite el consumo de bollería y repostería, snacks, refrescos, bebidas alcohólicas… productos que aportan "calorías vacías", es decir, que "llenan" pero que no nutren. Prefiera fruta fresca, lácteos o bocadillos preparados en casa, sin abusar de embutidos, patés y quesos grasos. Para la comida se debe propiciar un clima tranquilo, sosegado y sin interferencias (TV, radio, animales…), con el fin de comer despacio, de manera relajada y dedicando como mínimo 20-30 minutos a esta parte esencial del día. En cuanto a la cena, el tipo y la cantidad de alimentos que se toman influyen en la digestión y en la capacidad de conciliar el sueño. Lo más adecuado es no ingerir alimentos o líquidos durante las dos horas precedentes al momento de acostarse, excepto si se trata de un vaso de leche templada o una infusión. La cena de puede "utilizar" para compensar excesos y conseguir el equilibrio dietético diario.

Guía básica de alimentación

Leche y derivados
2 vasos de leche o alimento equivalente al día. Su consumo contribuye al mantenimiento de su masa ósea. Elija los lácteos bajos en grasa (semidescremados o descremados).
Carnes y derivados
Carnes, menos de 6 veces/semana (120 g la ración de carne). Prefiera la carne menos grasa: pollo y pavo sin piel, caballo, conejo, solomillos, filete de ternera, lomo de cerdo, fiambre de pavo, jamón serrano sin el tocino…
Pescados
Mínimo 4 veces/ semana (140 g la ración), y al menos dos raciones semanales de pescado azul (chicharro, atún, bonito, sardina, anchoa o boquerón, salmón, trucha, besugo, caballa…).
Huevos
Hasta seis unidades a la semana si no existe contraindicación médica, incluidos los rebozados y salsas elaboradas con huevo tipo mayonesa.
Pan, arroz, pasta, patata y legumbres
Pan diario en cada comida, aunque la cantidad dependerá de las necesidades personales… En las comidas principales, alterne arroz, pasta, legumbre o patata…, con una frecuencia de 2 a 3 veces a la semana. Combine estos alimentos preferentemente con ingredientes vegetales. Ejemplo: lentejas con verduras, garbanzos con arroz, espaguetis con pisto, arroz con champiñones, etc.
Verduras y hortalizas
Verdura como ingrediente de los primeros platos o como guarnición de los segundos platos, en comidas y cenas. Mínimo una ensalada al día. Son, junto con las frutas, los alimentos más ricos en sustancias antioxidantes y fibra.
Frutas frescas
De dos a tres raciones al día. Una ración es una pieza de fruta mediana, 2-3 unidades pequeñas (mandarinas, ciruelas…), un vaso de zumo. Procure incluir cada día una fruta rica en vitamina C (naranja, mandarina, kiwi, fresas, melón, etc.).
Azúcar y dulces
No abuse de estos alimentos. Son fuente concentrada de azúcares y grasas y por tanto de calorías.
Comida rápida
Consumo esporádico, por su elevado aporte calórico, de grasa saturada, colesterol y sodio (sal).
Aceites y grasas
Modere la cantidad. Especialmente recomendado el aceite de oliva virgen, aunque sin olvidarse de los de semillas (girasol, maíz…). Todos ellos cuentan con probados beneficios para la salud.
Bebidas alcohólicas
Si no existe contraindicación médica y la persona está habituada a beber vino, se admiten 2 vasos al día (250 mL), no más cantidad. No obstante, hay que considerar su aporte de "calorías vacías".
Técnicas culinarias
A la hora de cocinar, elija con frecuencia las técnicas culinarias que no necesitan un aporte excesivo de aceite, que son muchas y variadas: cocido, vapor, escalfado, horno, papillote, microondas, plancha, rehogados y guisados o estofados con poco aceite. Los alimentos fritos, empanados o rebozados, sería interesante que no estuvieran presentes más de dos veces a la semana.

domingo, 4 de noviembre de 2012

OSTEOPOROSIS Y NUTRICION






Los huesos son un órgano tan vivo como cualquier otro y además de servirnos de sostén, cumplen otras importantes funciones. Por ejemplo, en su interior, se halla la médula ósea, donde se forma la mayor parte de las células de la sangre.
Además junto con el riñón, el intestino y las glándulas tiroides y paratiroides, juega un papel fundamental en el equilibrio del calcio y del fósforo, sustancias esenciales para el funcionamiento de cualquier célula y cuya cantidad tiene de permanecer estable dentro de unos límites muy estrechos.
Nos demuestra que los huesos no son un organismo estable y permanente, el hecho de que, tanto su tamaño como su consistencia son muy diversos, no es lo mismo en un niño que en un adulto, por tanto, tienen una capacidad de desarrollo y de crecimiento que se prolonga hasta alcanzar la situación adulta, aproximadamente a los veinte años. Se sabe, además, que cuando un hueso se rompe, él solo es capaz, en condiciones normales, de repararse y recuperar la dureza que tenía anteriormente.
En general, las personas forman los huesos hasta cerca de los 30 años. "Durante un tiempo la masa ósea se mantiene en un nivel máximo y luego empieza a decaer “.
Después los huesos se vuelven menos densos y anualmente pierden alrededor del 0,3 % de su masa, porque la estructura de apoyo se erosiona y el calcio se acaba poco a poco. Después de la menopausia, la pérdida se acelera a veces entre el 2 y el 3 % por año.
En la mayoría de los casos las patologías óseas llegan en las mujeres de la mano de la menopausia. En los hombres la pérdida de masa ósea es progresiva, en general a partir de los 50 años. Por eso se aconseja a todas aquellas que han llegado a esa etapa realizarse una densitometría una vez por año, o cada dos años si el resultado es normal.

La Osteopenia, ¿qué es?
La Osteopenia, es un escalón previo a la osteoporosis, el deterioro grave de los huesos que es factor de riesgo de fracturas. La padecen el 15 por ciento de las mujeres de entre 30 y 40 años. Se puede prevenir con un diagnóstico precoz.
Es una entre tantas enfermedades "silenciosas", que se instalan sin producir síntomas y pueden avanzar hasta niveles riesgosos si no se trata a tiempo.
Pero si se detecta en forma temprana es casi siempre controlable y muchas veces puede revertirse.
Aunque la osteopenia puede avanzar hasta la osteoporosis, los médicos aseguran que muchas veces es posible detenerla e incluso reconstituir el hueso debilitado. Por eso, los controles son fundamentales.

La Osteoporosis
Osteoporosis significa, literalmente, porosidad en los huesos.
La enfermedad de la OSTEOPOROSIS consiste en una alteración del metabolismo del hueso: se forma menos cantidad de la que se destruye. Si esta situación durara unos cuantos días, no tendría mayor importancia; pero cuando se prolonga a lo largo de mucho tiempo, los huesos van perdiendo progresivamente sustancia, sus trabéculas se hacen cada vez más frágiles y débiles, y el hueso por tanto, más quebradizo. Su tratamiento resulta difícil, puesto que depende de los hábitos de toda una vida.


¿Porque afecta a las mujeres maduras?
Hacia los 70 años, una mujer puede tener tan sólo la mitad de la masa ósea que tenía los 30 años. Así, los huesos se vuelven débiles, frágiles y quebradizos. La estatura termina por reducirse un poco porque la columna vertebral se comprime; en casos extremos, las vértebras superiores se curvan y forman una joroba. El riesgo de que se fracturen los huesos; incluso con presiones mínimas aumenta mucho, en especial en muñecas, piernas y vértebras; 1 de cada 4 ancianas llega a sufrir fracturas que limitan su movilidad.
Las mujeres sufren un descenso brusco y mantenido de sus hormonas estrógenos y progesterona, fenómeno que acelera enormemente la pérdida de hueso.
Esta aceleración es aún mayor en las fumadoras y en aquellas mujeres a las que le fueron extirpados los ovarios antes de la menopausia.
Otra situación que merece una mención especial es el uso crónico de fármacos corticoides, lo que explica las precauciones de algunos médicos antes de utilizar estos medicamentos durante un tiempo prolongado.

Prevención
La osteoporosis, es una enfermedad en la que el papel más importante lo juega la prevención, una prevención que, comienza ya en la infancia y en la juventud.
En este sentido, las principales medidas preventivas consisten en administrar una cantidad apropiada de calcio en la alimentación de los niños y jóvenes, puesto que es a esas edades cuando el hueso es más apto para captar esa sustancia que le permite alcanzar un buen nivel de dureza, y realizar una vida suficientemente activa. Sólo de esta manera podremos evitar una vejez frágil y peligrosa, en la que el más leve golpe puede tener consecuencias terribles
El riesgo de la osteoporosis grave aumenta por factores como antecedentes familiares, menopausia temprana, dieta pobre en calcio y en magnesio, tabaquismo, alcoholismo y falta de ejercicio. Usted puede contribuir a prevenirla, o reducir una mayor pérdida de hueso cuando ya se ha iniciado el proceso, haciendo ejercicio con regularidad y evitando las dietas radicales, el tabaco y el alcohol.
Debe tenerse en cuenta que existen factores que interfieren con la absorción de calcio como el exceso de sal, alcohol, las xantinas y cafeína que encontramos en café, te, mate, cacao, bebidas colas. Éstas podemos consumirlas pero con moderación.
La actividad física es importante para fortalecer huesos y músculos, y aprovechar mejor calcio absorbido.

También es necesario el aporte de vitaminas como
  • Vitamina D, necesaria para la absorción y fijación de calcio; la obtenemos tomando sol 15 minutos diarios al estimular un precursor que se encuentra en la piel; también la incorporamos cuando consumimos hígado, yema de huevo o lácteos fortificados.
  • Vitamina C, necesaria en la síntesis de colágeno, proteína que forma parte del hueso, la encontramos en los cítricos como mandarina, naranja, pomelo, limón, también en el ají, melón, brócoli, zanahoria, tomate. Debe tenerse presente que la vitamina C pierde su efectividad si la exponemos a temperaturas mayores a 30 grados centígrados.
  • Vitamina A. La encontramos en yema de huevo, lácteos, peces grasos, hígado, y como pro-vitamina A en verduras y frutas de color amarillo y naranja, zanahoria, batata, melón, damasco y verduras de hoja verde intenso.
En mujeres mayores de 50 años y hombres mayores de 65 años es recomendable el consumo de genisteína, que es una proteína que nos aporta la soja y actúa como estrógeno débil, estimulando la síntesis de masa ósea, podemos cubrir 30-40g de la misma con 1/2 taza de porotos de soja, 1 taza de bebida de soja, 130g de tofú (queso de soja).
Prestando atención a estas recomendaciones en general no tendremos “problemas” con nuestros huesos, previniendo así la osteopenia y osteoporosis en adultos y el raquitismo en niños.

Reducir el riesgo de problemas de los huesos
  • Consuma una cantidad suficiente de calcio y vitamina D en la alimentación. Los alimentos ricos en calcio incluyen leche descremada, yogur y verduras de hoja. Los suplementos de calcio con vitamina D son otra fuente de calcio. Los adultos deben consumir de 1.000 a 1.500 mg de calcio todos los días.
  • Haga ejercicio con soporte de peso. Caminar, trotar, jugar tenis, bailar y otras actividades de esa naturaleza fortalecen los huesos.
  • No beba alcohol ni fume en exceso. Estos patrones de comportamiento aceleran la pérdida de hueso.
  • Evite las caídas. Las fracturas de los huesos aumentan su riesgo de osteonecrosis.
Sugerencias Dietarias

DAR PREFERENCIA A LOS ALIMENTOS RICOS EN CÁLCIO
La leche y derivados (yogur, cuajada, quesos...) tienen la fama de ser las mejores fuentes de calcio; sin embargo, existen diversos alimentos vegetales tanto o más ricos en este mineral que los anteriores.
No obstante, el aprovechamiento por el organismo del calcio de los vegetales no es tan eficaz como la del calcio de los lácteos y esto se debe a que existen en los alimentos sustancias que favorecen o interfieren con la absorción y posterior aprovechamiento de dicho mineral.
Favorecen la absorción del calcio:
La vitamina D, las proteínas, la lactosa, sustancias todas ellas presentes en los lácteos. De ahí que se considere a estos productos como fuente más eficiente de calcio.

Interfieren su absorción:
El exceso de fósforo, como ocurre en las dietas en las que se abusa del consumo de alimentos proteicos, especialmente de carne y derivados. Los fitatos, sustancias presentes en el salvado de trigo y en la cáscara de otros cereales y los oxalatos abundantes en las verduras de hoja, forman sales insolubles con el calcio, e impiden su óptima absorción.
Leche de Soja y sus derivados; cáscara de huevo (higienizada, desecada) se puede reducirla a polvo y luego mezclarla en sopas, licuados de frutas u otras preparaciones culinarias; otra receta: se mezclan por partes iguales, por Ej. siete cáscaras de huevos ( higienizadas y desecadas) con el jugo de siete limones, para esta proporción se agregan dos cucharadas de azúcar, se deja de 2 a 3 días en reposo, en la heladera, luego se cuela y se ingieren dos cucharadas soperas por día, o media tacita de café, en ayunas. peces: salmón, sardina, mejillones, ostras, langostinos, anchoas, los pescados de los que se come la espina tales como sardinas en lata, boquerones, etc., también son ricos en calcio.

harina de soja, porotos negros, lentejas, sésamo, melaza negra, copos de cereales.

frutas: naranja, mandarina, duraznos, damascos, frutas secas, especialmente almendras, consumir 7 a 8 diarias, avellanas, coco rallado y legumbres en general y con cantidades más discretas, la col, el brócoli, las espinacas.

vegetales: alfalfa, choclo, zapallo, remolacha.

Alimentos Ricos en Vitamina D
La vitamina D se encuentra principalmente en el aceite de hígado de bacalao o arenque y atún.

Recomendaciones:

Ingerir líquidos - como mínimo 1200 ml./ día: tizanas, agua pura filtrada o mineral (preferentemente mineral debido al tenor de calcio) - Evite fumar y la ingesta de alcohol. - Expóngase a la luz solar diariamente en los horarios recomendados. La vitamina D es esencial en la absorción del calcio;
Practique ejercicios regularmente pues, mejoran la circulación sanguínea, contribuyen en el control de la presión arterial y peso, favorecen a la mineralización ósea, conservan el tono (rigidez) muscular, además de activar la inmunidad celular, previniendo enfermedades.
Duerma bien, el sueño ayuda en la reconstitución de las defensas orgánicas;
Busque armonizarse con el medio ambiente
Conquiste energías positivas, que le ayudarán a producir substancias benéficas para la conservación saludable de su metabolismo.


domingo, 28 de octubre de 2012

LA SAL EN LA DIETA






La sal tiene numerosas virtudes. Esta combinación de sodio y cloro regula el equilibrio ácido-base del organismo, mantiene la presión osmótica, conserva la excitabilidad muscular y ayuda a la permeabilidad celular. Además, se utiliza para preservar los alimentos de las bacterias culpables de la putrefacción, abre el apetito y es imprescindible para quienes siguen un régimen vegetariano estricto. 

Sin embargo, a pesar de que es un elemento necesario en la alimentación, el organismo humano sólo lo necesita en cantidades ínfimas. Hay estudios que aseguran que el organismo necesita una cantidad de sal veinte veces inferior a la que habitualmente se consume, que suele rondar los 5 gramos diarios. Además, dicen, esta cantidad ya se encuentra en la propia composición de los alientos en su estado natural. 

La sal en sí no es perjudicial, pero en exceso actúa como estimulante de las glándulas suprarrenales y favorece la hipertensión, la arterioesclerosis y la retención de agua de los tejidos grasos. También daña a los riñones, trastorna el equilibrio hormonal y, aunque parezca mentira, crea adicción (pero no muy fuerte). 

La alimentación con poca sal, o totalmente carente de ella, está médicamente indicada para prevenir o aliviar afecciones tan dispares como las citadas, pero también puede ser importante en períodos concretos como el embarazo. Hay especialistas que limitan la ingestión de sal de la gestante a dos gramos diarios porque, aseguran, con ello se facilita el parto. 

Sal y obesidad

La lista no acaba ahí. También deben estar muy atentos quienes velen por su físico. El líquido acumulado en los tejidos del cuerpo es una de las causas más frecuentes de obesidad, y la eliminación de éste requiere la escasez de la sal. 
Si no hay sal, no hay sed ni necesidad de beber agua, así que el organismo recurrirá a quemar tejidos propios para formar ese agua que ya no se le aporta. Además, se orina mejor y se facilita la circulación sanguínea, es decir que también se frena la celulitis.

Menos sal, más gusto

Eliminar este condimento de la alimentación diaria no es tan fácil. Supone vigilar constantemente la composición de los alimentos que nos disponemos a ingerir. Erróneamente, con frecuencia cuando se habla de una dieta baja o carente de sal se entiende que basta con no añadir este condimento a la comida. 
Los nutricionistas dicen que si se pasan dos semanas sin tomarla el sentido del gusto se agudiza, pero aún así uno de los principales problemas de estos regímenes es que suelen ser mal aceptados por los pacientes.
La sal de cocina se puede sustituir fácilmente por otros aromatizantes naturales. El sabor de estos puede introducir agradables variaciones en la condimentación de las comidas: laurel, tomillo, limón, estragón, romero,? Sólo hay que tener cuidado con la mostaza; su contenido en sodio es muy elevado. Además, la industria dietética pone a disposición del rebelde paladar sales a base de otros elementos (como el potasio o el magnesio) que pueden suavizar el cambio.

Alimentos que se deben evitar

Cuando los médicos lo indiquen también deberán quedar fuera de la dieta los alimentos que contengan cantidades importantes de cloruro sódico. No importa si éste forma parte de la composición natural, como en la leche, o si ha sido añadido en los procesos de elaboración, como sucede con el pan o el queso. 
El pan, incluso el blanco, deberá sustituirse por pan de régimen integral sin sal, y la leche por leche vegetal. Los pescados de mar deben cambiarse por los de agua dulce y habrá que olvidarse de embutidos, mariscos, escabeches, conservas y animales de caza.
Conviene saber que, entre las carnes, la de conejo es la que contiene menos sal y que la pechuga de las aves acumula menos sal que el muslo. Ojo también con las verduras. Por ejemplo, las zanahorias contienen dos veces más sal que las coliflores.

Contenido en Sodio de los Alimentos

Uno de los principales componentes de la sal es el sodio, de modo que para evitar los perjuicios de la sal en los alimentos hay que saber en qué proporciones podemos encontrarlo. Por ejemplo, por cada 100 gramos de pan, ya sea blanco o integral se ingieren hasta 600 miligramos de sodio. 
Tras el pan, los alimentos más ricos en este minera son los lácteos. El queso Gruyère llega a los 220 miligramos y la mantequilla alcanza los 120. La mayoría de las carnes y pescados rondan entre los 80 y los 95 miligramos; 96 el bacalao fresco, 87 el hígado de ternera, 80 el buey y la trucha, 75 el pollo?
Los alimentos que menor cantidad de sodio aportan son las frutas y verduras. Aunque hay excepciones como las espinacas o las setas (con 84 y 70 miligramos respectivamente) y las alcachofas, la lechuga, las zanahorias, los higos secos y las uvas (que contienen entre 30 y 40), lo habitual en estos productos es que no superen ni los dos miligramos: los guisantes tienen 0,9, las judías verdes 1,2, las patatas 0,8, las cerezas 2, las manzanas 1 y los plátanos 1.
Entre los dulces no se puede establecer una regla fija: el azúcar refinado no llega a los 0,4 miligramos, mientras que el chocolate alcanza los 96. La miel y las confituras se quedan en mitad de la tabla con 5 y 13, respectivamente.

Sal Marina y Sal Refinada

La sal marina, obtenida directamente de las salinas, es, a pesar de su color gris, más sana y completa que la refinada que se emplea para condimentar la comida. La sal de mesa es más seca debido a la incorporación de fosfato de cal. La marina se puede encontrar en establecimientos dedicados a la dietética. 
En estas tiendas también se pueden comprar sales a las que se han añadido especias o extractos de vegetales que sustituyen al cloruro sódico y consiguen un aroma más apetecible para el paladar. Estos compuestos son muy resistentes al calor y se pueden añadir a los alimentos antes de cocinarlos.

sábado, 27 de octubre de 2012

EL AJO: PROPIEDADES


El ajo es un ingrediente esencial en la dieta mediterránea y uno de los alimentos más saludables.Empleado desde antiguo como condimento, existen pruebas que demuestran que los antiguos egipcios lo consumían hace 6.000 años y que sus propiedades culinarias y medicinales eran igualmente alabadas por los griegos.
Se conoce igualmente que los monjes medievales masticaban dientes de ajo para protegerse de la peste y durante las dos grandes guerras mundiales del siglo XX, ante la escasez de antibióticos, se utilizó para evitar que las heridas de guerra se infectaran.

Originario de Asia, el ajo (Allium sativum) es una hortaliza que pertenece a la misma familia que las cebollas, las liliáceas. En realidad, el ajo es una agrupación de pequeños bulbillos (dientes de ajo). 
A pesar de ser casi imprescindible como condimento y aromatizante de numerosos platos de nuestra cocina mediterránea, el ajo no se caracteriza por un gran valor nutricional. 
Además, si tenemos en cuenta que se emplea en pequeñas cantidades, es lógico suponer que su aporte nutritivo no es demasiado significativo. 
Sin embargo, esto no le resta un ápice de su importancia como ingrediente básico de nuestra cocina.

Su contenido calórico es de 114 kcal por cada 100 g. 
Sus componentes mayoritarios son el agua, los hidratos de carbono (24,3%) y la fibra (1,2%). En menor proporción, contiene proteínas (5,3%), grasas (0,23%) y minerales como cinc (1,1 mg/100 g), fósforo (134 mg), calcio (17,8 mg) y hierro (1,2 mg), y algunas vitaminas, entre las que destaca la vitamina C (14 mg) y en menor cantidad B1 (0,16 mg) y B2 (0,02 mg) e indicios de vitamina A.
El ajo goza de una reconocida fama como alimento saludable siendo una excelente alternativa natural al uso de fármacos gracias a la presencia de componentes antioxidantes ricos en azufre, como la aliína.
Esta sustancia, que en realidad no huele, en contacto con el oxígeno del aire, se convierte en alicina, responsable de su característico y penetrante olor. 
A su vez la alicina se transforma en otros compuestos azufrados con interesantes propiedades terapéuticas.

Son innumerables las propiedades terapéuticas que se la han atribuido a través de los siglos, destacando las siguientes: 

- Es el mejor antiséptico, antibiótico y antimicótico natural que existe. Por ello es un excelente aliado contra las infecciones.

- Es un excelente depurativo, ayuda a eliminar toxinas del organismo y contribuye a la formación y regeneración de la flora intestinal.

- Mejora la circulación de la sangre debido a su poder anticoagulante.

- Baja la fiebre.

- Reduce el nivel de grasas en la sangre, disminuye los niveles del colesterol "malo" (colesterol LDL) y protege el corazón y las arterias.

- Refuerza las defensas del organismo.

- Normaliza los niveles elevados de tensión arterial, por lo que debe estar presente en la dieta de hipertensos.

- Es muy útil en el tratamiento de infecciones estomacales.

- Es expectorante, por lo que resulta muy útil en afecciones respiratorias como asma, bronquitis aguda o crónica. 

- Es antioxidante.

- Normaliza los niveles elevados de glucosa en sangre.

- Ayuda a regular la función tiroidea al ser rico en iodo, siendo especialmente útil en los casos de hipotiroidismo.

- Posee importantes efectos anticancerígenos.

- Ayuda a prevenir los efectos debilitantes del envejecimiento, así como cardiopatías y otros trastornos asociados a la edad avanzada.

- Por su poder virucida, es un eficaz antiverrugas.

Aunque su fuerte olor puede resultar desagradable, sus múltiples propiedades curativas y preventivas justifican los efectos antisociales.

En razón a todas sus propiedades curativas, el ajo es un excelente remedio natural que puede resultar muy útil en el tratamiento y la prevención de ciertos trastornos de salud. 

Para gozar de forma efectiva de sus propiedades, se aconseja consumirlo crudo o poco cocido.

sábado, 13 de octubre de 2012

PASTAS EN LA ALIMENTACION



¿Qué son las pastas?
Son el producto obtenido por desecación de una masa no fermentada, confeccionada con harinas, sémolas finas o semolinas, procedentes de trigo duro o recio (tritícum durum) o trigo candeal (tritícum vulgare) o sus mezclas, agua potable y sal.
El gluten de la harina forma con el agua una masa que envuelve el almidón y da consistencia a la pasta. Una vez amasada ésta, se corta en trozos de forma y tamaño variable, que se desecan por evaporación, dando lugar a la gran variedad de estas pastas: fideos, macarrones, tallarines, galets, letras, estrellas, maravilla y otras pastas para sopa, canelones, raviolis, etc.
Alimento simple, que no exige manipulaciones ni aderezos culinarios complicados, ampliamente asociable a cualquier otro alimento, es una combinación armónica de productos indispensables para la vida, el esfuerzo, el crecimiento.
Contienen vitamina B1 (de equilibrio nervioso) y vitamina B2 (favorable a la asimilación de los almidones). Permiten de una manera económica, simple y rápida, a toda persona que realiza fuertes trabajos neuro-musculares, disponer en algunos minutos de un interesante aporte energético, puesto que sus hidratos de carbono son fácilmente asimilados sin fatiga para el estómago y sin que ni los intestinos ni el hígado tengan que hacer ningún esfuerzo para ello, gracias a su débil contenido en grasas.
Aportan, en cambio, suficientes proteínas para poder prescindir, por lo menos de vez en cuando, de platos cárnicos. No hay que olvidar que las proteínas representan los elementos de protección celular en cuya ausencia no hay alimentación ni salud equilibradas. De las proteínas que el organismo necesita, un 40 % han de ser de origen animal. Pero las proteínas de las pastas alimenticias son tan digeribles y pobres en sustancias tóxicas como sus hidratos de carbono.




Calorías
Las pastas alimenticias son altamente energéticas, proporcionando 360 calorías por cada 100 gramos cuando son sin huevo, y unas 385 si son elaboradas con huevo.

¿Cómo hay que comerlas?
De la manera más variada posible: en sopa, al gratín, acompañando otros alimentos. Como por sí solas estas pastas resultan insípidas, se sirven acompañando caldos, salsas, huevos, verduras, etc., o convenientemente sazonadas con sal, tomate, mantequilla, queso rallado, etc.


Digestibilidad
Su alto contenido en gluten, proteína vegetal cuya digestión requiere una abundante secreción gástrica, podría dificultar la digestión de estas pastas, cuya digestibilidad se halla también, influida por su tamaño. Cuanto más pequeñas, mayor superficie ofrecen a la acción de los jugos digestivos y más fácilmente franquean el píloro. Para la digestión de sus almidones la saliva es de gran importancia. Por tanto, estas pastas deben masticarse, desmenuzarse y ensalivarse bien, sobre todo las de tamaño grande, como fideos gruesos, tallarines, macarrones, etc., pues de lo contrario pueden permanecer largo tiempo en el estómago, en particular si se padece atonía y falta de suficientes secreciones.

Efectos sobre el organismo
Las pastas favorecen el crecimiento de los niños sin lesionar su hígado ni su tubo digestivo. Como es sabido, todo organismo en estado de crecimiento acelerado -como ocurre en niños y adolescentes- quema y consume una gran cantidad de calorías y de energía. Las pastas alimenticias proporcionan los dos alimentos de la célula hambrienta, que no cesa de exigir que se la nutra: los hidratos de carbono y las proteínas.
Ciertamente, a los niños y a los jóvenes con las pastas alimenticias se les puede dar una nutrición que conviene admirablemente a su tubo digestivo y a su glándula hepática, los cuales exigen simultáneamente grandes cantidades de elementos nutritivos perfectamente escogidos.

¿Quién debe comerlas?
Los niños, los deportistas, los trabajadores manuales, las personas que viajan, las que realizan esfuerzos físicos, los convalecientes. Los hipertensos y los enfermos cardíacos, a condición de no poner sal en las mismas. También constituirán un alimento aconsejable y fácil de administrar en enfermos de estómago e incluso en el curso de hemorragias digestivas, en las cuales la falta de alimentos podría provocar contracciones gástricas indeseables. En estos casos, las pastas se acompañarán de mantequilla fresca o salsa blanca, pero no es conveniente gratinarlas.

¿Quiénes NO deben comerlas?
Los niños que presentan mala absorción intestinal a causa de enfermedad celíaca por intolerancia al gluten. En estos casos es necesario suprimir, mientras dura el crecimiento, todo alimento que contenga harinas de cereales.
Las personas obesas podrán comer pastas alimenticias pero con moderación y, sobre todo, poniendo cuidado en los alimentos que las acompañan.

¿Qué son las pastas alimenticias compuestas?
Para hacer más sabrosas y nutritivas las pastas alimenticias, a veces se le incorpora, al fabricarlas, alguna de las siguientes sustancias: gluten, huevos, leche, grasas comestibles, harina de soja y otras leguminosas, hortalizas y verduras desecadas y sus jugos y extractos.
Los fabricantes están obligados a hacer constar esta circunstancia en las etiquetas del envase, así como la cantidad añadida de aquellas sustancias. En las elaboradas con huevos que no sean de gallina, se deberá hacer constar la naturaleza del huevo empleado.
Está prohibida la venta a granel de las pastas alimenticias compuestas, así como la adición de colorantes o de otras sustancias diferentes a las indicadas.



Valor especial de las pastas con huevo
La Dietética contemporánea da mucha importancia a los huevos en la alimentación de los niños. Ricos en proteínas y grasas, fósforo, hierro y cobre, sustancias eminentemente antianémicas, y en vitaminas A, D, E, B1 Y B2, los huevos son de muy gran digestibilidad diluidos y cocidos con cereales y feculentos, o incorporados estrechamente a estos alimentos, como ocurre con las pastas alimenticias elaboradas con huevos frescos.
Los estudiantes necesitan comer huevos durante todo el curso escolar. Son un verdadero fortificante cerebral e, incorporados a las pastas, resultan un alimento idóneo para el crecimiento.
Las pastas con huevo tienen la particularidad de que, además de más sabrosas, resultan más digeribles al hacerse más porosas gracias a la albúmina del huevo. Pero, por otra parte, incorporado el huevo a mezclas harinosas, resulta perfectamente tolerado por todo el mundo, con lo cual no produce urticaria, ni cólicos biliares, ni enteritis, ni artritis o accesos de gota a las personas que no los toleran tomados solos. Es por ello que las pastas al huevo representan para todos los convalecientes de enfermedades agudas y crónicas el mejor alimento y el más eficaz para la recuperación de fuerzas y del peso, y el que ofrece menos contraindicaciones.




Composición por 100 gramos


Sin huevo
Con huevo
Agua
12,5
9,1 g
Proteínas
11,4
14,3
Grasas
1,1
5

Hidratos de carbono
74
70,6
Sales
1
1

Minerales
Sodio
0,012
0,020
Potasio
0,172
0,160
Calcio
0,022
0,024
Magnesio
0,035
0,033
Hierro
0,0012
0,0002
Azufre
0,146
0,150
Cloro
0,052
0,056

Vitaminas
Vitamina A
-
200 U
Vitamina B1
0,11 mg
0, 13 mg
Vitamina B2
0,08
0,12
Vitamina PP
2,1
2,1









miércoles, 10 de octubre de 2012

CARNE ROJA EN LA DIETA


Las carnes rojas, pese a que se consideran una fuente indiscutible de proteínas de calidad, son alimentos con un destacado contenido en grasa saturada y colesterol. El exceso de estos nutrientes tiene implicaciones negativas por su relación con ciertas enfermedades. Una razón más que justifica la ingesta moderada de carnes rojas es que su consumo diario se asocia a un mayor riesgo de desarrollar en el futuro diabetes tipo 2. Esta asociación es común tanto para la carne roja no procesada como para la procesada, aunque con un riesgo mayor para la segunda.

El consumo de carne roja, así como de derivados cárnicos grasos (salchichas industriales, hamburguesas), puede incrementar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, según una reciente investigación. Las recomendaciones de consumo de carne resaltan la importancia de alternar y sustituir estos alimentos con otras fuentes proteicas animales (pescados y huevos) y vegetales (legumbres, cereales y frutos secos). También es importante distanciar en el tiempo y reducir la cantidad de los derivados cárnicos procesados y grasos a un consumo esporádico. La lectura positiva que se desprende de la investigación es que el riesgo se reduce un 10% si se sustituye la carne roja y derivados cárnicos por una ración de pescado o de carne magra, y hasta un 23% si se reemplaza por fuentes de proteína vegetal, como legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Desde la Escuela de Salud Pública de Harvard, los autores del metanálisis concluyen, tras ajustar las investigaciones por edad, índice de masa corporal (IMC) y otros estilos de vida y factores dietéticos de riesgo, que un consumo diario de 100 gramos de carne roja (costillas, entrecot de vaca, de buey o de cordero) puede aumentar el riesgo de desarrollar el tipo 2 en un 19%. El consumo diario de 50 gramos de carne roja procesada o derivados cárnicos muy grasos (una salchicha, una hamburguesa, dos o tres fetas de panceta o embutidos) se asocia con un 51% más de riesgo de diabetes.
El consejo dietético es escoger las carnes más magras, como el pollo, el pavo y el conejo
El aspecto positivo que se desprende de la revisión científica es que la reducción de tales factores de riesgo pasa por sustituir estas fuentes proteicas por otras equivalentes con un mejor perfil nutricional en cuanto a grasas y colesterol, como las carnes magras, el pescado blanco y azul, y platos o recetas que combinen legumbres, cereales y frutos secos.
Entre los resultados se destaca que el reemplazo de una ración diaria de carne roja por un puñado de frutos secos (25 g) se asoció con un riesgo un 21% menor de diabetes tipo 2, la sustitución por lácteos bajos en grasa (240 ml de leche o 120 g de queso o yogur) se relacionó con un riesgo un 17% menor y el cambio por cereales integrales (una rebanada de pan o una taza de arroz o cereales integrales ya cocidos), con un riesgo un 23% inferior. Igual de positivo es comer carne de ave o pescado en lugar de carne roja, ya que con ambas alternativas se disminuye un 10% el riesgo de diabetes.

Particularidades de la carne roja

El consejo nutricional para comer carne es escoger las más magras, de modo que las rojas, por su particular composición más rica en grasa saturada y colesterol, queden relegadas a un consumo esporádico, más ocasional.
Contenido en hierro. Las carnes rojas concentran la mayor cantidad de hierro hemo, fácil de absorber por parte del organismo. La de cordero y de vacuno mayor contienen entre tres y cuatro miligramos, el doble que las carnes blancas como el pollo, el pavo o el conejo. No obstante, no tiene porqué registrarse carencia de hierro si en condiciones normales de salud se ingieren más alimentos vegetales ricos en hierro, como legumbres, frutos secos y verduras de hoja verde, y su ingesta se hace de forma conjunta con alimentos ricos en vitamina C. Esta combinación dietética aumenta el aprovechamiento del hierro vegetal.
Aporte proteico. El aporte proteico medio de las carnes, sean rojas o blancas, es de unos 20 gramos por cada 100. Una ración de 120 gramos aporta una tercera parte de las proteínas que necesita una persona a lo largo del día. El equilibrio dietético se consigue si se alterna el consumo de carne con otras fuentes de proteína animal (pescados, huevos, lácteos) y vegetal (legumbres, cereales integrales y frutos secos).
Purinas, ácido úrico y gota. Las carnes rojas y los derivados cárnicos como embutidos y patés contienen cantidades importantes de purinas. Estas sustancias provienen del metabolismo de las proteínas y en el organismo se transforman en ácido úrico. Los niveles elevados de ácido úrico en sangre se conocen con el nombre de hiperuricemia. Si se mantienen elevados, con el tiempo pueden llegar a causar gota. Por este motivo, se recomienda limitar el consumo de estos alimentos en caso de hiperuricemia o gota.